En 1910, tan sólo 7 años después del primer vuelo de los hermanos Wright, Henri Fabre logra la primera operación exitosa de un hidroavión.
Los hidroaviones presentan claras ventajas frente a aviones terrestres que impulsan el desarrollo del sector:
- Independencia de infraestructura terrestre, múltiples opciones naturales para tomar
- Sinergias con instalaciones marítimas
- Pistas de longitud virtualmente infinitas
- Ausencia de obstáculos tras el despegue, opciones ilimitadas de toma de emergencia.
La I G.M. desarrolla fuertemente la tecnología aeronáutica y hace madurar el concepto de hidroavión.
Comparado con un avión terrestre, un hidroavión permite duplicar la carga útil o el alcance, gracias a la ausencia de tren y el uso de mayores carreras de despegue. El coste es una reducción en la velocidad de crucero.
Esta capacidad y la baja disponibilidad de aeropuertos, hicieron que el transporte aéreo de largo radio se desarrollara apoyado en gran medida en el uso de hidroaviones.
En las décadas de los 20 y 30 la mayor competición internacional aeronáutica era una carrera de hidroaviones (Copa Schneider) que impulsó fuertemente la tecnología en tiempos de paz.
Los hidroaviones y anfibios eran vistos como una opción muy válida y a menudo preferible para casi cualquier tarea a realizar por un avión: acceso a áreas remotas, transporte privado, patrullaje …
La II G.M. usó el hidroavión para multitud de funciones en las que resultaba práctico e irremplazable: lucha antisubmarina, transporte a islas, medio aéreo embarcado, patrullaje marítimo, rescate de náufragos.
Tras la guerra no obstante, el fuertísimo desarrollo de la tecnología aeronáutica y –sobre todo- la proliferación de buenos aeródromos en Europa, limitó su utilidad a nicho muy específicos.
Acabada la II G.M., el desarrollo del helicóptero “remató” al hidroavión, arrebatándole muchas para las funciones en las que mantenía un uso preferencial.
Desde 1950, el uso de hidroaviones se vio relegado a unos pocos nichos de mercado en los que presentaba una utilidad todavía irremplazable.
Durante 40 años, los desarrollos con un relativo éxito comercial de nuevos modelos han sido excepcionalmente raros.
Desde 1950 los hidroaviones han ido desapareciendo de sus roles tradicionales, manteniendo presencia en limitados nichos de mercado en los que su valor se ha mantenido:
* Transporte: donde las condiciones son excepcionalmente buenas y no es viable establecer aeródromos. Atolones, archipiélagos, grandes áreas despobladas y con multitud de lagos…
*Extinción de incendios forestales: gracias a la capacidad única de recargar a gran velocidad, a un coste mucho menor que helicópteros de capacidad similar.
* Exploración y acceso a áreas remotas desprovistas de pistas de vuelo. Bushflying. Organizaciones misioneras, “pioneering”.
* Ocio: como forma de vuelo deportivo con atractivo único y modo de acceso rápido a áreas remotas para pesca, caza, montañismo…
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